El fenómeno del Corona Virus o COVID-19 ha desconcertado al mundo entero, lo cual podríamos catalogar como un cisne negro (Black Swan), siguiendo la teoría del pensador, filosofo y estadístico Nassim Nicholas Taleb.
Taleb describe estos fenómenos “como un suceso sorpresivo (para el observador), de gran impacto socioeconómico y que, una vez ocurrido el hecho, se racionaliza por retrospección” (haciendo que parezca predecible o explicable, y dando impresión de que se esperaba que ocurriera).
El impacto del COVID-19, aun no lo podemos cuantificar, tanto en vidas humanas como en el ámbito económico, pero desde nuestras diferentes organizaciones podemos adoptar medidas que tendrán un impacto real en ambos sectores, como lo es el trabajo remoto y la colaboración virtual; el cual nos ayudará a contener la recesión ante la pandemia que azota actualmente a nuestra sociedad globalizada y evitar la propagación la enfermedad que satura el sistema de salud de nuestros respectivos países.
El trabajo remoto es un claro ejemplo del futuro del empleo y de la disrupción que se venía dando en múltiples niveles de las organizaciones; lo cual demandará resiliencia y adaptación para enlazarse con este nuevo ecosistema y dar un valor económico, viéndose en este momento de epidemias y pandemias como una válvula de escape a la salud pública y a la economía tal como hemos venido hablando.
En esta oportunidad queremos abordarlo desde la perspectiva de la organización, es decir ¿como podemos desde el liderazgo de nuestras organizaciones pragmáticamente implementar una estrategia de transición hacia el trabajo remoto?, para ello queremos compartir algunas buenas practicas que hemos recogido de distintas organizaciones y en los estudios comparados en el tema.
1. Compromiso en la transición organizacional
En el nivel organizacional, el paso hacia el trabajo remoto requiere claridad y decisión desde los más altos niveles de la organización, metiéndonos en el contexto no habría que ahondar en discusiones sobre costos y gastos, el trabajar desde casa en esta oportunidad salvará vidas en sentido estricto, por lo que una vez se tome la decisión se debe tener el compromiso total en este sentido, por lo que debemos invertir a largo plazo, en buena tecnología confiable y flexible, para distintos escenarios y situaciones.
Más allá de la decisión tecnológica, se debe abarcar el cómo manejar esta transición, comunicando los cambios y lo que esto significa en la organización de manera clara, concisa y con un mensaje consistente; lo cual será clave una comunicación abierta y frecuente para fijar expectativas de como el equipo colaborará y fluirá de manera conjunta en esta nueva dinámica. Asimilando que la flexibilidad en el trabajo será gradual, ya que según los expertos tomará tiempo para la infraestructura y la cultura adaptarse al cambio.
Esto es medular, un giro hacia el trabajo remoto requiere que los líderes abracen el cambio organizacional re-imaginando el futuro de sus organizaciones y como los empleados pueden trabajar y colaborar. Esto requiere un cambio de mentalidad organizacional identificando cuales actividades son críticas y cuales son contextuales o momentáneas. El COVID-19 aunque suene contradictorio es un gran momento para prepararnos ante diversidad de escenarios de manera ágil y rápida.
2. Es más que solo usar tecnología
Trabajar en espacios digitales va más allá de solo aplicar herramientas digitales y tecnología. Se trata de nuevos comportamientos y que todos debemos tener la habilidad para usar cualquier tecnología de manera efectiva, incluyendo habilidades oratorias en video llamadas, el como nos proyectamos, entre otras habilitadas.
Ir al mundo digital del trabajo remoto requiere un nivel de re-capacitación por ejemplos cursos en línea, jornadas de capacitación, entre otras actividades para hacer mas fácil esta transición.
3. Fortalecer la cultura de inclusión
El establecer una cultura organizacional que apoye la transición al trabajo remoto es un factor crítico del cambio, por lo que sustentará un equilibrado lugar de trabajo será la confianza, paciencia y la solidaridad que los empleados se tengan uno a los otros; en pocas palabras un buen clima organizacional diverso e inclusivo facilitará esta transición.
A menudo esto requiere por parte de los líderes un compromiso a una escucha activa, ya que el solo hecho de que todos tengan acceso a la plataforma no significa que están siendo igualmente escuchados, por lo que crear un ambiente colaborativo, abierto e inclusivo es necesario.
4. Se autentico y comprometido
En el nivel individual es discutible ¿dónde pueden ocurrir los cambios más importantes?, reducir el aislamiento de trabajar remotamente necesita de compromiso individual a todo nivel de la organización. Otra característica del trabajo remoto es el numero de distracciones, chocando el mundo profesional y personal con el realismo virtual. Permanecer enfocado, elimina la distracciones activando la creatividad la cual crea valor y una cultura de trabajo remoto.
5. Aprendamos juntos a construir el futuro del trabajo
El adoptar el trabajo remoto y de colaboración virtual es una de las medidas de más impacto que como empleador puede hacerse para atacar la complejidad de la crisis sanitaria y económica que atravesamos a nivel global.
Como organizaciones debemos considerar el aprendizaje que podamos tener en el camino, buscándose vías para hacer de esta experiencia, que de momento es disruptiva con el COVID-19, a ser una experiencia a largo término, apoyando nuestras organizaciones a la transición hacia la cuarta revolución industrial.