Sumario:
“El llamado a vivir de una forma más empática, solidaria y humana posible pasa por entender que la diversidad, la complejidad y la evolución forma parte de nuestra naturaleza”
Hasta la fecha 29 países entre América y Europa han reconocido y aprobado en favor de las personas LGBTI leyes equiparando sus derechos civiles, políticos, económicos y sociales que estaban restringidos, así como garantizando no ser discriminados o vulnerados a razón de su orientación sexual, identidad sexual y/o expresión de género .
Aunque estos 29 países representan conquistas significativas para la comunidad LGBTI global, aún nos recuerda que el camino es largo y que el ejercicio de nuestra ciudadanía no debería estar subordinada ni por nuestro sexo, género, orientación sexual o prácticas sexuales.
Puesto que aún, hoy en más de 70 países reconocerte como una persona homosexual -lesbiana o gay- es sancionado con cárcel y en otros 14 países aplican pena de muerte para personas que demuestran estas conductas.
¿Qué tiene que ver esto con la importancia de la inclusión de la diversidad sexual en nuestra cotidianidad? tiene que ver todo pues, cuando una persona es sistemáticamente discriminada dentro de un Estado sus derechos se ven limitados y estos merman sus oportunidades para desarrollarse y desenvolverse libremente de manera civil, política, económica, laboral y socialmente.

Además genera un entorno de vulneración de la integridad, incluso de la vida, de muchísimas personas en el mundo y todo a razón de su sexualidad y el ejercicio de la misma, cuándo no debería ser así, realmente el Estado debería tener leyes y diversos mecanismos para su garantía, de lo contrario esta omisión es considerada una violación derechos humanos.
Es así como el llamado a vivir de una forma más empática, solidaria y humana posible pasa por entender que la diversidad, complejidad y la evolución forma parte de nuestra naturaleza y acá quiero compartir 4 cosas que podemos hacer desde nuestra individualidad para impulsar esos cambios sociales que tanto requerimos:
Más allá de la decisión tecnológica, se debe abarcar el cómo manejar esta transición, comunicando los cambios y lo que esto significa en la organización de manera clara, concisa y con un mensaje consistente; lo cual será clave una comunicación abierta y frecuente para fijar expectativas de como el equipo colaborará y fluirá de manera conjunta en esta nueva dinámica. Asimilando que la flexibilidad en el trabajo será gradual, ya que según los expertos tomará tiempo para la infraestructura y la cultura adaptarse al cambio.
Esto es medular, un giro hacia el trabajo remoto requiere que los líderes abracen el cambio organizacional re-imaginando el futuro de sus organizaciones y como los empleados pueden trabajar y colaborar. Esto requiere un cambio de mentalidad organizacional identificando cuales actividades son críticas y cuales son contextuales o momentáneas. El COVID-19 aunque suene contradictorio es un gran momento para prepararnos ante diversidad de escenarios de manera ágil y rápida.
1. El ejercicio consciente de nuestra ciudadanía: Un ciudadano es aquella persona que es reconocida por un Estado y acepta someterse a sus leyes. Ahora bien, esto es un canal de doble vía y nosotros como ciudadanos debemos tener siempre presente que los derechos no se mendigan, los derechos se exigen.
2. Existirán cosas para reconstruir y otras tendremos que construirlas: La expresión más palpable que nos permite ver los cambios que sufren las sociedades se halla en la vida cotidiana de sus ciudadanos. Es allí, en nuestra vida cotidiana donde podemos crear espacios de reconstrucción, inclusión y cambio para las nuevas generaciones. Necesitamos construir las garantías y formas que nos permitan convivir cultural, moral y éticamente en una sociedad abierta a la diversidad sexual, como un signo de total y entera naturalidad.
3. Tú decides si permanecer o renunciar: aunque el camino sea largo y en muchas ocasiones estrecho, el ejercicio de la ciudadanía es un accionar diario. Acá la educación es clave. Mientras más nos eduquemos y practiquemos la coherencia, podremos tener más herramientas para permanecer.
4. Más allá del reclamo el norte es la transformación social: al hacernos consciente del poder de nuestra voz y accionar tanto en lo individual como lo colectivo podremos impulsar los cambios que tanto necesitamos y para ello participar hace la diferencia.
Como mujer lesbiana y migrante viviendo en un país sudamericano en el que las personas LGBTI somos ciudadanos de segunda clase debido a la falta de leyes que equiparen garantías civiles, políticas, sociales y económicas para mi libre desenvolvimiento. Estoy consciente que para exigir el reconocimiento de una ciudadanía plena, esto empieza por mi, por mi casa, mi entorno, por tratarme con respeto, aceptarme tal cual soy, teniendo siempre presente que mientras me integre, incluya, participe, sume mi voz y accionar a un bien mayor estaré formando parte de la solución y de esa transformación social tan anhelada y demandada.
Son muchas las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans (transexuales, transgéneros, drag queen, etc) e intersexuales alrededor del mundo y a lo largo del tiempo que han muerto por abrazar quienes eran y/o luchar por nuestros derechos a ser reconocidos como lo que somos, personas y ciudadanos, más allá de nuestra sexualidad. Necesitamos que esto cambie y deje de suceder y para ello es vital valorar el camino recorrido y conquistado hasta el momento así como seguir trabajando por la interseccionalidad de los derechos humanos y nos permita reconstruir un mundo más inclusivo, diverso y humano.